Al borde de rendirme
Esta vez no hay ni montruos ni frutos, sino una decepción por parte de mis compañeros, hace nada, llegamos a Eolia, donde se encuentra Eolo, el señor de los vientos, nos recibió muy amablemente y me entregó un odre cerrado con un bonito hilo con todos los vientos, menos uno, pero bueno no importó. Seguimos nuestro rumbo a Ítaca,con ayuda del viento, yo dirigía la navegación, el caso es que al ver Ítaca, acabé derrotado por el sueño, y me dormí, la curiosidad por ver el interior del odre se apoderó de mis muchachos, y lo abrieron, salieron todos los vientos, provocando una inmensa tormenta, en ese momento me desperté, y observé por unos segundos el desastre para infiltrarme en el drama, al ver lo que pasaba, pasó por mi cabeza la opción de tirar la toalla, pero me enfrenté a la tormenta. Al volver a la isla de Eolo, este estaba enfadado por lo sucedido, y nos tiró de su isla.
Navegando sin descanso durante un tiempo,conseguimos pisar tierra, en la isla de Antífates, allí abitaban los Lestrigones, que nos recibieron atacandonos, hasta dejarnos escasos de naves. Espero llegar pronto a casa...
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